Editorial de "El Vocero" denuncia el permiso para tumbar árboles

A continuación el editorial de El Vocero que reproduzco entero porque me impresionó su denuncia del insólito permiso que publiqué en el post anterior. Mientras tanto El Nuevo Día no ha dijo ni jí.

Una increíble orden contra la naturaleza

El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales anunció como la gran cosa una nueva orden administrativa que procesa ágilmente las solicitudes para el corte de árboles.

Tan adelantado será el proceso que en solo un día los solicitantes podrán obtener un premiso para cortar hasta un máximo de 10 árboles. La emisión de estos permisos es un servicio que presta el DRNA. Mientras antes era preciso una visita al campo para evaluar la petición, ahora los solicitantes tendrán que entregar dos fotos que muestren el árbol en su totalidad.

Parece que fue ayer cuando en Puerto Rico el aprecio por la naturaleza, nacido éste de la necesidad de conservar nuestros importantes pero limitados recursos naturales, fijaba unas limitaciones más sensatas. Antes cortar un árbol era un asunto delicado, porque se tenía presente que estos incluso son el pulmón del planeta.

En las escuelas se les enseñaba y se les enseña a proteger el medio ambiente. Las campañas para crear conciencia sobre el calentamiento global y las letales consecuencias para el planeta de la eliminación de los recursos naturales han sido continuas y enfáticas.

Por eso choca que en nuestra pequeña isla ahora sea como cualquier cosa pedir permiso para matar árboles. Si antes era necesario que los técnicos fueran al campo a hacer una evaluación, por qué ahora ese cuidado no hay que tenerlo, si la importancia de la naturaleza no ha perdido terreno.

Esas confusas contradicciones son las que provocan serios conflictos entre defensores del ambiente y los que no están tan al tanto de lo importante que puede ser un árbol para una sociedad en la que el desarrollo desorganizado ha dado al traste con importantes recursos. No son los árboles simplemente eso, también sirven de refugio para aves y especies que sin ellos dejarían de existir. Son ni más ni menos que su hogar; la sombra y el cobijo de otros tipos de vida que también son protegidos y que sin ellos tal vez no existirían.