Ha habido mucha cacofonía en la discusión del llamado a huelga por la Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR). Desafortunadamente han prevalecido las voces que denuncian de plano al presidente de ese sindicato, Rafael Feliciano, como el responsable de lo que está ocurriendo en el Departamento de Educación. He escuchado a muchas personas referirse al líder magisterial como el culpable de todo por querer imponer su ideología socialista. Otros en la izquierda lo critican por haber acudido a la corte federal. Muchos comentaban que no tenía seguidores ni liderato.
Quizá pensando que "perro que ladra no muerde" (como también decían algunos de la amenaza de huelga constante de parte de Feliciano), el Secretario del DE, Rafael Aragunde se tomó su tiempo y le dio largas al asunto del llamado a negociar. Ya no podía haber excusas en vista de la Resolución del Tribunal Apelativo paralizando la descertificación de la FMPR lo cual permitía a las partes sentarse a negociar de inmediato.
Todo esa displicencia del Secretario cambió cuando Feliciano produjo, el domingo pasado, una de las marchas más numerosas que se han dado en nuestra historia. Fue sorpresa general pues se hizo creer al pueblo que el líder sindical no tenía ya poder de convocatoria alguno. Tan pronto se vio en las imágenes de la televisión la enorme multitud y se sintió su presencia en los portones de Fortaleza, se movilizó el gobierno de Acevedo Vilá, por vez primera en meses, para atender el reclamo de Feliciano de sentarse a negociar.
El Secretario Aragunde quien, el pasado 13 de febrero se había negado a la petición de la Federación de iniciar el proceso de negociación de inmediato para lograr la firma del Convenio Colectivo, condicionó la misma a que la FMPR retirara el voto de huelga, dijo hace unos días que se reuniría con Feliciano el martes, de pronto accedió a una reunión maratónica el lunes feriado hasta las tantas de la madrugada. La reunión continuó el martes y no sabemos en este momento los resultados finales de la negociación.
El peligro de huelga parece haberse disipado por el momento, si se logran armonizar las demandas de los maestros federados y lo que el Gobierno está dispuesto a conceder.
A lo mejor, por ser año de elecciones, Acevedo Vilá se da cuenta de que una huelga de maestros significaría su derrota segura en noviembre. En este caso me gustaría que el instinto que tiene el Gobernador para ganar elecciones prevalezca y ordene a Aragunde a aceptar las condiciones de la FMPR y ordene a la Comisión de Relaciones del Trabajo a que vuelva a certificar el sindicato. No por él, sino por Puerto Rico y por Rafael Feliciano y los maestros de la Federación a quienes doy toda la razón en el conflicto.
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