El 2012 sonaba tan distante y tan inquietante que todavía no puedo creer que ya se terminó su primer mes. No empezó bien, ni para la humanidad ni para el planeta que habitamos. Suenan de nuevo tambores de guerra mientras se intenta amordazar el vehículo de expresión más prevaleciente y efectivo con leyes que limitan el acceso al Internet.
En Puerto Rico casi no da tiempo a reaccionar a cada desvergüenza de la ralea de políticos corruptos que nos gobiernan, mientras el Gobernador Fortuño le hace campaña en la Florida al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney. En la escena de esa campaña política, en el estado con la segunda mayor concentración de boricuas, se inserta el supuesto respaldo de los candidatos principales del partido de Fortuño a la estadidad para Puerto Rico. Le conviene a los penepés seguir engañando al pueblo con esa posibilidad (en el plebiscito que nos van a atragantar este noviembre), cuando sabemos que antes llegamos a Marte que a la estadidad.
Entretanto, en nuestra Isla, en toda mi existencia, nunca antes había presenciado una corrupción tan prevaleciente a todos los niveles y un desgobierno que lleva a la anarquía y al aumento en criminalidad. Mientras los que sostenemos el país con nuestras contribuciones nos empobrecemos a pasos agigantados, vemos enriquecerse a costa nuestra a unos energúmenos con poca o ninguna educación y mucha fuerza de cara.
Lo mismo me comentan a diario amig@s, familiares y gente con quien uno se encuentra en las gestiones cotidianas. Tod@s terminan su análisis de la situación con dos palabras que destruyen la esperanza y el optimismo: impunidad e impotencia. Lo primero, porque no hay castigo para los delincuentes oficiales que se salen con cosas con las que nosotros los mortales tenemos que cumplir o nos echan la fuerza de la ley encima. Eso nos lleva a sentirnos impotentes porque nada podemos hacer excepto rabiar. Lo triste es que la alternativa que se nos ofrece en estas elecciones es tan floja que los mismos partidarios del candidato se sienten poco esperanzados.
Toda esta situación que apabulla el cerebro ha prolongado mi falta de ánimo para escribir, ya en parte superada mi gran tristeza de los pasados meses. Al parecer algo similar le está pasando a un número de blogueros y blogueras que casi no escriben sobre lo que ocurre o publican sobre asuntos sin importancia local. Prometeo dice, con razón, que los boricuas nos encontramos en estado de estupor.
Por su parte, Siluz, al celebrar los 5 años de Escribiendo en voz alta nos recuerda en la cita de Graham Greene que :“Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto como se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana”.
No... el 2012 no pinta nada bien. Pero quiero (y espero) seguir escribiendo, para sobrevivir y salir del estupor.