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miércoles, 26 de marzo de 2014
¿Qué hubiese tuiteado Platón?
Esta pregunta -que es el título de un artículo en la sección"Opinionator" en The New York
Times
me produjo gran curiosidad.
Primero, porque la pregunta da por sentado que Platón hubiese tuiteado y
segundo porque, concidentalmente, hace poco decidí volver a la fuente de
la sabiduría occidental, es decir, a los griegos de la antigüedad. Comencé por volver a leer los Diálogos de
Platón puesto que se dice que todo lo que vino después es una nota al calce de
lo que contiene esa obra del gran filósofo ateniense.
Por supuesto, en una época en que la mayoría de la juventud no lee nada más que lo que se tuitean o textean y en la que hace tiempo se
eliminaron los cursos de Humanidades o los redujeron a datos históricos breves
para poder aprobar un examen de materias a fin de año, no me extraña que no
tengan idea de quién estoy hablando. Pero no importa, quiero hablar de lo que plantea el artículo porque
pone a pensar. Siempre hay alguien a quien que
le interesa.
En primer lugar la autora dice que los jóvenes y adultos que se pasan
tuiteando o tomando fotos con celulares para colgar en las redes sociales lo
que están es en una contínua búsqueda de atención y de que sus vidas tengan importancia. Ella compara con los antiguos
griegos que estaba estudiando (es autora de
Plato at the Googleplex: Why Philosophy Won’t
Go Away ) y encuentra que ellos también estaban motivados por la
necesidad humana de que sus vidas importaran.
Dice que los griegos querían importarle (matter) a otros humanos pero
primero tenían que hacer cosas dignas de contarse, historias que se replicaran
en las mentes humanas para que al hacer impacto en los demás aumentara su
propia importancia entre los mortales.
Los griegos pensaban que solamente las vidas extraordinarias importaban.
Por otro lado, estaban los hebreos
-contemporáneos de los griegos-para quienes lo primordial era importarle al
Dios dueño del universo en el que creían. Estos dos acercamientos tan distintos
vinieron a formar parte de la mezcla que es la cultura occidental.
Sin embargo, la autora dice que vale preguntarse cuán
satisfactoria es una cultura de obsesión con los medios sociales. La
multireplicación tan accesible es tan efímera e insustancial como las muchas
instancias de nuestras vidas que reproducen.
La autora entonces dice que es hora de volver a la filosofía que está
más desarrollada que cuando Sócrates andaba por el ágora desinflando actitudes
y esta puede demostrar que todos somos relevantes.
La autora nunca dice lo que Platón tuitearía o si siquiera
lo haría. Pero lo que vale la pena más que el artículo son algunos de los
muchos comentarios al mismo. Por ejemplo, el de un lector que se pregunta dónde
están las mentes inquisidoras semejantes a las de los pensadores de hace 2, 500 años y
que duda que la "pixelación" de nuestras infraestructuras mentales
produzca claridad de pensamiento o que el retuiteo o miles de "likes"
nos acerquen al fundamental bienestar del espíritu.
Otro lector, de nombre Ignacio Gotz, señala que no todo el
mundo es igual, que no tenemos la misma importancia y que el propio Platón
escribió sobre eso en su Politeia. Por
esa razón los griegos se inventaron la Justicia porque sabían que allí donde no
hay igualdad, la justicia es la única forma de asegurar lo que cada cual
merece. Es la justicia la que nos
iguala. Pero la igualdad es muy tentadora. Madison lo supo porque como los
otros Founding Fathers había estudiado los filósofos griegos y sabía que la justicia
y no la igualdad es el propósito del Gobierno.
Pero dice que no se lee ya a Madison porque dice lo que no se quiere escuchar. (Yo apuesto a que los políticos actuales no tienen idea de quien fue Madison.)
Otro comentarista, James Hadley, dice que es un alivio leer
una columna donde se habla de valores sin una sola referencia al dinero. Se pregunta si la invención del capitalismo
permitió que se introdujera un sistema de valores que contrario a los sistemas de
valores anteriores no incluye la virtud, la trascendencia o la sensibilidad,
solamente cierta obsesividad combinada con la crueldad. Se pregunta qué hemos perdido con los avances logrados en un mundo más próspero. Vivimos más tiempo, nos movemos
más rápido, vemos más lejos y por supuesto, podemos tuitear. Pero dice que nos preguntemos: ¿cuál es el punto?
Yo me pregunto lo mismo.
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Ivonne Acosta Lespier
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9:06
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Labels: capitalismo, filosofía, tuitear, valores
martes, 30 de abril de 2013
Estupidez, idiotez o imbecilidad
Un recorrido por
los canales de televisión de Puerto Rico y Estados Unidos me llevó anoche a, como siempre, refugiarme en
los canales españoles, sobre todo Antena3.
También me hizo recordar un artículo que me impactó tanto que lo
guardé. Se trata de “Breve recuento de
la imbecilidad” de Francisco José Ramos publicado en 80grados en octubre del
2012. Es un artículo largo y complicado del cual voy a extraer pedazos -con mi comentario o reacción entre paréntesis- para que
no salgan corriendo mis lectores.
En el caso
de la imbecilidad dice que “estamos ante algo que connota siempre un cierto
estado indefinido de debilidad de pensamiento. .... Los
síntomas de la debilidad del pensamiento contemporáneo pueden identificarse por
doquier, pero muy particularmente en los medios periodísticos y el Internet. La
razón es clara: la imbecilidad conlleva un desgaste de la función simbólica del lenguaje, la erradicación de la poesía, el desahucio del pensamiento y la exaltación de la banalidad."
Ramos dice que para comprobar esta afirmación.. basta con abrir las páginas de El Nuevo Día, sobre todo de la
sección «Por dentro». (Tan de acuerdo estoy que suspendí mi suscripción hace un año al del domingo así que ya no me entero de la moda que se supone que sigamos, ni de los productos de belleza que los famosos usan, ni de las bodas cada vez más extravagantes que celebran los ricos, ni de las estupideces que escriben. Si quiero leer gente inteligente, como Mayra Montero o Ana Lydia Vega, las busco en línea.)
Lo dejo en sus propias palabras terminar la explicación de la imbecilidad:
“He ahí, pues, el paquete. Paquete en el doble sentido de la palabra: como mentira o falsificación y como envoltura. La Publicidad es su promoción. Las Relaciones Públicas son su factura. El Marketing es su diseño. El Espectáculo o Show Business es su ostentación. ¿A qué otra cosa si no ha sido reducida la vida política y la opinión pública? ¿En qué terminan por convertirse todos los “productos culturales”, sea cual sea su procedencia –artística, intelectual, educativa, médica, literaria, tecnológica, religiosa, etcétera– si no es en mercancía? A su vez, la obsolescencia programada del producto conduce a la transformación y sustitución indefinida del contenido material del paquete, pero prevaleciendo intacta su forma mercantil.
...En Wall Street, la Bolsa suele cerrar con entusiasmo de poseídos, aplausos y toques de campanas, como en el más piadoso y vulgar culto religioso. Supongo que son vítores para los ricos, astutos, diestros, siniestros y poderosos señores de lo que ha llegado a ser un capitalismo decapitado, con tentáculos por todas partes, pero con la cabeza en ninguna y el corazón inexistente. Y si es así, entonces un tal espectáculo, tan normal, mimado y compartido es, sin duda, una de las muestras más elocuentes de la imbecilidad contemporánea.”
Posted by
Ivonne Acosta Lespier
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9:38
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Labels: agencias de publicidad, capitalismo, prensa escrita, televisión
miércoles, 27 de febrero de 2013
La pasividad de la mayoría social, especialmente la juventud
En mi post anterior sobre la venta del aeropuerto me comentaba David, uno
de mis lectores, lo siguiente:
“..la gente va por la vida como si paseara y consumiera en un centro
comercial. Lo que quieren muchos es consumir, que les den las cosas en una
bandeja de plástico. La vida se va pareciendo a un "mall" y como dijo
de forma menos fina San George Carlin, a la gente le parece bien. Que cuando la
gente va a Plaza no se percata que el mall no es un espacio público? No se va a
Plaza a pensar. Para eso están otros. Ya lo dijo mi abuela. El que da lo que
tiene, a pedir se queda. Hay que ser imbécil o muy cínico para entregar un
monopolio a otros. Pero nos queda el Mall of San Juan con Nordstrom y Saks para
distraernos. La pregunta es, ¿habrá un Bloomingdale's?”
Aunque dicen que
“mal de muchos, consuelo de tontos”, no
es en Puerto Rico nada más que no se protesta lo suficiente para lograr cambios
importantes. Hoy acabo de leer una entrada
de Jorge Riechmann -escritor y poeta madrileño- en su blog: ¿Cómo explicar la pasividad
de la mayoría social -y especialmente de la juventud, en un país como el
nuestro y en las condiciones de empobrecimiento y degradación actuales?
En el mismo,
Riechmann da las siguientes razones para esa ausencia de envolvimiento de las
masas y las juventudes en asuntos de mucha gravedad para el país:
- Profundización de la globalización capitalista con su consejo implícito de “no hagas frente, huye y comienza de nuevo en otra parte” (no luches, “reinvéntate”).
- Desaparición tendencial de la represión excedente y sexualidad desihinbida (lo cual no significa lo mismo que “sexualidad liberada”, claro está).
- Bienes y servicios low cost (posibles gracias a una masiva “externalización” de daños desde el centro a las periferias) que compensan parcialmente la pérdida de bienes públicos, derechos sociales, protección laboral, seguridad existencial…
- Virtualización de la experiencia, con la generalización de internet y los dispositivos móviles de conexión continua a la red (hoy, nos dice Marc Andreessen, co-inventor del primer navegador para internet, en el planeta hay más gente con móvil que con agua corriente).
- Progreso de la individualización anómica que dificulta la acción colectiva.
- Ahondamiento de la infantilización de la sociedad que dificulta los desafíos a la autoridad y la asunción de responsabilidades.
- Y last but not least, avance de esa cultura del capitalismo para la cual la vida humana consiste en compraventa de mercancías.
Como decía alguien por la radio, “el capital no tiene patria”...
Posted by
Ivonne Acosta Lespier
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11:26
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Labels: activismo social, aeropuerto, capitalismo, juventud
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