Hay mucho de que escribir en estos comienzos de un año que promete ser bien accidentado y retante, tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos. Pero tengo que comentar sobre un tema que tenía en mente hace tiempo y es el de las llamadas redes sociales. Es un tema amplio porque son muchas y variadas las nuevas formas de comunicación. En las elecciones acá probaron ser un factor decisivo para candidaturas independientes y allá con un presidente electo adicto al tuiteo pues habrán de prevalecer por encima de otros medios. Bien usadas son una buena herramienta. Pero por desgracia también se prestan para albergar cobardes y embusteros (como Trump).
Ayer mismo estuve escuchando a Damaris Suárez de Radio Isla 1320 con mucha rabia, como debe ser, referirse a los cientos de mensajes en contra del joven Santiago por la vergüenza que les da que se diga que es de origen puertorriqueño. Ni por un asomo se les ocurre respaldar a su hermano que ha dicho claramente que la culpa la tienen tanto el FBI como el ejército que le dio la espalda y no hizo caso a su propia declaración de inestabilidad mental producto de haber participado en la guerra de Irak. No solamente no le hicieron caso sino que le devolvieron la pistola cuando había razón más que suficiente para embargársela. Son ellos los responsables. Pero claro, como hay tanto pitiyanqui suelto pues esa nación a la que consideran un paraíso no hace nada malo nunca.
Lo otro que me provocó fue la columna de Silverio Pérez hoy en El Nuevo Día titulada Entre hostosianos y odiadores. Estoy completamente de acuerdo con Silverio cuando dice que:
Cuando empecé este blog en el 2007 más de un amigo o familiar me recomendó que lo hiciera sin poner mi verdadero nombre para que pudiera escribir mis "desahogos" sin problemas. Pero como siempre he luchado contra la cobardía decidí que todo lo que diga lo respaldo con mi nombre y apellidos. Y como soy la dueña del blog no apruebo comentarios insultantes. Eso no lo hacen los periódicos en sus versiones digitales. Yo propongo que no se admitan comentarios anónimos. Habrá menos pero se evitarán a los odiadores.