¡Pobre Dorado!

Por muchos años el pueblo de Dorado le hizo honor a su nombre. Brillaba por su limpieza, orden y belleza en Puerto Rico. Era de esos (pocos) pueblos en donde la labor del alcalde se veía por todos lados y se ponía como ejemplo para los demás. Ejemplo de que se podía tener un pueblo con calles inmaculadas en las que nadie osaba tirar un solo papelito porque los orgullosos doradeños no lo hubiesen permitido. Un pueblo en el cual se mantenía un balance entre el desarrollo de hoteles y la maravilla de sus playas. Eso fue en los tiempos de otro alcalde. El de ahora es una vergüenza para Dorado y para Puerto Rico entero.

Hace tiempo que se rumoraba que Carlos López Rivera era un hombre corrupto. Fue señalado en un Informe de Auditoría a principios del año pasado por incurrir en “serias desviaciones a las leyes y reglamentos aplicables en los procesos de subastas y de contratación de servicios profesionales”. Otro Informe M-04-39, denunció "la utilización de fondos públicos para promover la figura del Alcalde de Dorado, la contratación de una obra y adjudicación de una orden de cambio para realizar trabajos adicionales en la misma sin celebrar subasta pública, contratación de una obra sin obtener los permisos de construcción requeridos y pagos indebidos por servicios relacionados con el recogido, acarreo y disposición final de desperdicios sólidos y escombros".

Ayer pudimos todos ver en vivo y a todo color la prueba de la entrega de este alcalde a los grandes intereses. En particular su insólito respaldo a un desarrollista en particular, al ya problemático Cleofe Rubí (del cual he escrito en entradas anteriores). Insólito porque nunca antes se había visto a un ejecutivo municipal tirarse a la calle con una turba organizada por él para enfrentarse a doradeños que se oponen a un proyecto de construcción de Rubí. El desarrollista cubano, de la misma calaña que el de Paseo Caribe, tiene que haberle dado una buena “tajada” a Carlos López Rivera. De otra forma no se explica esa actuación tan burda en contra de su propio pueblo.

Lo que sería insólito es que el pueblo de Dorado siga votando por este alcalde que luego de casi dos décadas en el poder piensa que nadie puede con él. Por eso no tuvo reparo en dar el espectáculo horrible que dio ayer.

(Foto de Mariel Mejía Ortiz)