En 1992 me iniciaba como presidenta de la Sección de
Historia del Ateneo Puertorriqueño y decidí organizar tertulias en torno a
temas que hubiesen generado o siguieran provocando debates públicos. Las titulé “Controversias Históricas” y las
llevaba a cabo como parte de lo que llamé “Tertulias sabatinas”. * Hubo quienes pensaron que no asistiría nadie
pero la sorpresa fue que a esa hora de la tarde de un sábado al mes se llenaba
la biblioteca del Ateneo con gente entusiasmada. En ese primer ciclo de tantos
que organicé durante 12 años incluí una sobre el controversial Pabellón en la
Feria de Sevilla que estaba en ese momento en las noticias, otras sobre el
anexionismo, la petición de independencia en 1943 y la persecución política. Pero
la tertulia que todavía se recuerda por parte de historiadores que estuvieron
presentes fue la que ofreció a petición
mía Fernando Picó sobre Águila Blanca. Esa tarde por poco ocurre un motín en esa centenaria
institución. Les cuento.
Resulta que hacía poco Claridad había
publicado un debate sobre Águila Blanca fomentado por la publicación del libro
de Picó La Guerra después de la Guerra, mi libro favorito de todos los
publicados por nuestro historiador recientemente fallecido.** Picó
nunca rehuyó el debate y le cayeron encima unos cuantos fanáticos porque en dicho libro
asegura que Águila Blanca no pudo haber luchado contra la invasión
estadounidense el 25 de julio de 1898 porque no estaba en Puerto Rico en ese
momento. Incluye una carta del propio Águila Blanca.
Cuando estaba organizando esa
primera serie de “controversias históricas” se me ocurrió una titulada “Águila
Blanca: ¿patriota o bandolero social?” (que tomé de un artículo de Picó en Claridad
sobre este personaje) y le llamé para que la ofreciera. Me dijo que el título
era obviamente un "gancho" para atraer público pero
aceptó.
Antes de la fecha de la tertulia me enteré de que Milagros Pepín, excelente archivera en el Archivo Nacional había encontrado unos documentos
desconocidos sobre Águila Blanca y la llamé para invitarla a la tertulia. Picó
estuvo muy de acuerdo porque estaba también ansioso por ver esos materiales.
Lo que no esperábamos fue la reacción de algunos
asistentes que casi nos insultaron por habernos atrevido a mancillar el nombre
de un “patriota”. Y peor fue cuando en Claridad se publicó un artículo
de Juan Manuel Delgado titulado “Águila Blanca y la ética de investigar”. En
dicho escrito Delgado me critica por haberme atrevido a organizar la actividad
y a Picó por participar. Pero lo
terrible fue que la emprende contra Milagros Pepín a quien acusa de haberse
atrevido a sacar esos documentos y entregarlos a Picó implicando que eran los
documentos originales. Al hacer esa
denuncia estaba poniendo en peligro el empleo y manchando la reputación de la
archivera y de paso tratándonos a Picó y a mí casi como herejes. Pero fue la
acusación a Milagros Pepín lo que me hizo reaccionar con un artículo en Claridad
denunciando lo bajuno del ataque de Delgado. (Publicado en mi libro El Grito deVieques (Editorial Cultural, 2002).
A todo esto, Picó me comentó cuando le llamé para
hablar del asunto que no iba a hablar más del tema pero que iba a incluir a Águila Blanca en su próxima publicación. Efectivamente, tres años después de la
tertulia publicó Contra la corriente: seis microbiografías de los tiempos de España. Una de esas seis
microbiografías fue sobre Águila Blanca y en una nota al calce dice que la "primera
versión de este ensayo se presentó en el Ateneo Puertorriqueño en 1993. He
incorporado los aportes de Milagros Pepín en dicha sesión y he tomado en cuenta
las críticas de Juan Manuel Delgado, especialmente sobre considerar a José
Maldonado un ‘bandolero social’.”
En unas pocas líneas Fernando Picó se las arregla
para reiterar su participación y la de Milagros Pepín en esa actividad a la vez
que alude con elegancia y humildad a lo que fue una crítica feroz de Delgado.
Ese era Fernando Picó, un historiador serio, un
hombre valiente, un ser humano generoso y un buen amigo.
Sé que descansas en paz.
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* El Ateneo y su Editorial LEA publicó 4 de esas tertulias en su serie Cuadernos.
** Tengo todos los libros de Picó pero el que tiene una dedicatoria muy especial es ese: "A Ivonne, en la ocasión en que me llevó al Ateneo a hablar sobre Aguila Blanca. Fernando Picó."
Una historia para contar y no olvidar. Gracias por compartirla, Ivonne.
ResponderEliminarelf: Eso pensé pues esa experiencia fue para no olvidar y Fernando se merece que se cuente.
ResponderEliminarGracias por comentar.