
Alberto de la Cruz, que lo identifican
como puertorriqueño, es un cubano nacido en Miami. Como tantos cubanos listos vino a Puerto Rico y poco
a poco fue apoderándose de todo a su alcance a la vez que contribuye a causas
nobles para favorecer su imagen ante el público.
Fue uno de los
empresarios involucrados en el caso de corrupción federal del convicto
exsenador Jorge de Castro Font pero salió ileso.
Como ocurre
siempre con los ricachos, lo que hagan siempre pasa debajo del radar de la
justicia porque tienen los mejores abogados y dinero suficiente para callar a
los que puedan atacarlos. Ya su abogado
Joaquín Monserrate Matienzo le dijo a Noticel que el empresario fue víctima de
una “apropiación ilegal”. Así que ya
sabemos quién es el que va a pagar, como decía Ignacio anoche: el capitán del
yate será el chivo expiatorio.
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