A veces las reseñas son mejores que los libros que describen. Al menos recuerdo una vez que la escritora Olga Nolla me comentó que la reseña que hizo Magali García Ramis de su novela La segunda hija era mejor que la obra. En este caso la reseña, de Rayyan Al-Shawaf, está tan bien escrita que no necesito leer la novela para que me mueva a pensar sobre asuntos como: (1) si tener esperanza es peor que no tenerla, (2) el origen del sentimiento de culpa, (3) si recordar el pasado es un lastre que debe evitarse.
Lo primero es parte central de la novela, de ahí el título. El personaje principal consulta a un profesor para salir de la ansiedad y rabia que le ha dejado el que su hijo haya estado al borde de la muerte. El profesor le explica que la esperanza es la causa de los infortunios del ser humano porque la creencia irracional de que uno puede mejorar algo en el mundo lleva irremediablemente al fracaso y a la desilusión. Kugel, el personaje, no sabe si aceptar esta visión tan pesimista del mundo pero al final mantiene la esperanza y el autor hace ver que por eso mismo es trágico su final. Creo que la tragedia no es tener esperanza sino perderla, que es lo que nos está pasando a muchos en Puerto Rico.
Lo segundo es la culpa y curiosamente hace unos días conversaba con una amiga sobre el origen de este sentimiento tan recurrente y concluíamos que nos llegaba por la crianza Católica de ambas. Ahora que leo sobre esta novela es como si me contestaran la pregunta en forma definitiva. Dice el autor de la reseña que en un momento dado un personaje se refiere a la culpa heredada de los padres que viene del Torah como una idea abominable. Así que confirmo que es parte de la tradición judeo-cristiana aunque en las obras trágicas de la antigua Grecia se encuentra la idea de que los hijos heredan las culpas de los padres. Me pregunto si será igual en otras culturas pero eso no lo he estudiado o no lo recuerdo.
Finalmente, el asunto de si se debe o no recordar el pasado o si hay que sobrevivir la Historia. Esto es ya mucho más difícil de adjudicar para alguien que le ha dedicado tanto tiempo al estudio de la Historia. El novelista -que como todo judío carga, o se siente que debe cargar- con el recuerdo del Holocausto, aborda el tema de forma novedosa y sorprendente porque convierte a Anne Frank, la del Diario famoso, en un personaje que aparece viviendo en el ático de la casa a la que se ha mudado el protagonista. La joven ha sobrevivido y ahora es una vieja que no encuentra donde esconderse pues precisamente es famosa porque se supone que haya muerto bien jovencita en un campo de concentración nazi. Se muda de ático en ático porque nadie la quiere aceptar, excepto los de ascendencia alemana que se sienten culpables por los crímenes de los nazis. Según el autor de la reseña, Auslander convierte a Anne Frank en una metáfora del pasado que se niega a borrarse. Kugel, el protagonista, entonces se pregunta si no será mejor olvidar la historia pasada cuando han ocurrido cosas terribles. Sorprende que el narrador entonces menciona que Kugel había leido que la guerra en los Balcanes
“.. was referred to as the War of the Grandmothers; that after fifty years of peace, it was the grandmothers who reminded their offspring to hate each other, the grandmothers who reminded them of past atrocities, of indignities long gone. Never forget! shouted the grandmothers. So their grandchildren remembered, and their grandchildren died.”
Luego de leer esta reseña me entero de que la novela ha causado reacciones bien extremas, algunos dicen que es genial y otros que la detestan. Ciertamente es bien “politically incorrect” la forma en que el autor denigra la herencia judía pero como dice la reseña, puede hacerlo porque es judío, criado nada menos que en el judaísmo ortodoxo de un sector de Nueva York. Lo que atrae para leer esta novela es que todos estos temas tan serios y controversiales son tratados por el autor con una burla y desparpajo que escandalizan a la vez que provocan risa. Pero en el fondo nos hace pensar porque creo que los temas nos atañen a todos los seres humanos.
Como si fuera poco, hay un comentario tan inteligente y original a la reseña que deja a uno pensando. Lo hace un tal Gerard y merece un espacio aparte. Lo traigo en el próximo post.
Hablando de reseñas que estimulan a buscar y a saber más...
ResponderEliminarprimero voy a buscar la reseña del amigo Ryan y después la novela de Shalom... cuando termine te comento, y si no lo hago, te aseguro que culpable no me voy a sentir.
Curiosa: jeje...
ResponderEliminarLa destruccion del entorno a diario, ademas de esperanza, ofrece cierta capacidad para la resignacion.
ResponderEliminarComo he escrito hace poco:
Yo no tento la culpota
estimados compatriotas
de vivir en Puerto Rico
rodeado de tanto idiota.
La naturaleza insiste una i otra
vez en ofrecernos su sombra, fragancia, reduccion de ruido,
oxigeno, hogar i alimento para la fauna,....mientras machete en mano cuanto imbecil existe, una i otra vez la destruye.
Por eso no importa si tener o no esperanza. La naturaleza en el entorno urbamo siempre estara con nojotroh.