domingo, 8 de enero de 2012

Ana Lydia Vega y su columna sobre la despedida del 2011

Iba a escribir sobre este asunto pero al leer la columna de Ana Lydia esta mañana pienso que mejor la dejo de escritora, huésped de honor, en mi blog.

Tonada de Año Nuevo

El sonado vídeo puertorriqueño de la despedida de año a tiro limpio ha causado casi tanta sensación como el de aquel notorio trasero senatorial. Hasta provocó una reacción indignada del “Sindicato de gatilleros encapuchados”, simpatizantes autodeclarados de la campaña pacifista papocristiana.

Y con razón. Nadie quiere cargar la culpa del salvajismo generalizado que volvió a desatarse pese a las súplicas de tregua navideña piadosamente sometidas por los periodistas a los ejecutivos de la narcoindustria.

El vídeo de marras me trajo a la memoria otro espectacular micrometraje de YouTube difundido el año pasado. Es el de la maestra de kinder que, en pleno tiroteo entre matones, calmaba a los niños con una canción. Pongan las caritas en el piso, se le oye decir entre detonaciones de armas largas. Los pequeños la obedecen temblando y llorando. Y ella entona una melodía que, cachetes sobre losetas, el coro horizontal comienza a cantar: “Si las gotas de lluvia fueran de chocolate...”

La historia es tan conmovedora como escalofriante. El escenario, un salón de clases poblado de infantes aterrorizados, tiene como telón de fondo la masacre droguera en el municipio mexicano de Monterrey. La música y la fantasía sirven aquí de escudo contra los horrores del mundo exterior, ese campo de batalla ilimitado en el que se exterminan mutuamente los verdugos a sueldo de carteles rivales.

Simbolismo no le falta al episodio: arte contra muerte, educación contra barbarie. Con un acto de magia improvisada, una maestra brava y tierna protege del caos asesino las delicadas mentes de sus alumnos.

Su inventiva de emergencia convierte las balas en gotas de lluvia con sabor a chocolate. Y, de paso, les demuestra a los chicos el poder infinito de la imaginación.

En países como el nuestro, eternamente sujetos a catástrofes climáticas, políticas, económicas y sociales, sobreponerse a las desgracias es casi una especialidad. Cuando los cuatro jockeys del boricualipsis –miseria, ignorancia, corrupción y violencia– nos tiran encima sus caballos furiosos, afinamos por fuerza estrategias de salvación.

Hay quien se encierra a doble llave entre los muros y las rejas de Villaestrés. Hay quien se dedica a soñar con un lugar lejano y perfecto donde reinen por siempre el orden y la tranquilidad. Y hay quien se tira de pecho al degenere como antídoto a la persistencia inmisericorde del “down”. Toda jugada conlleva sus riesgos. La primera podría conducir al consultorio del siquiatra, la segunda, al aeropuerto y la tercera, al hospital.

Por suerte, formas menos drásticas de capear las crisis crónicas también están disponibles. Una de ellas requiere encarar las desventuras como observador distanciado. Para eso, habría primero que ponerse filosófico, meditar sobre la extrema brevedad de la existencia y la absoluta inutilidad de recomerse las entrañas por lo que, al fin y al cabo, no se puede controlar. Y, después, a pasearse indiferente entre casquillos y cadáveres.

La postura del escéptico divertido es una variante placentera de la anterior. Burlarse de todo –hasta de uno mismo– resulta sumamente terapéutico. Toda adversidad, por peor que sea, produce algún motivo legítimo de risa. Menos mal que en Puerto Rico la política es fuente inagotable de ridiculeces y payasadas. Si hubiera que tomarla en serio, las bajas potenciales de la salud mental serían más numerosas que las del crimen.

A falta de vocación migratoria, la posibilidad de la fuga intermitente ayuda a mantener boyante el ánimo, aunque no el bolsillo. Esa opción, accesible sólo a los abilletados, permite esquivar el calor, los malos ratos, las temporadas de huracanes y las navidades. El turista esporádico disfruta así, por espacio de un viaje, la ilusión de la evasión, y se ahorra los molestos escozores de la nostalgia con el regreso al rincón natal. A veces, tras un día particularmente feroz, uno se acuesta con el moco caído.

La locura y la apatía parecen haber ganado la partida. El País se va a pique y, con él, la energía vital. El manual “Cien razones para largarse p’al carajo” está ahí, al alcance del deseo. Entonces es cuando a uno se le forma la cortina en los ojos y el taco en la garganta.

Pero, acabando de apagar la luz, sin que nada lo anuncie ni lo explique, uno escucha esa vocecita tenue, traviesa, inesperada que, desde el fondo de la voluntad, se ha puesto a cantar como un niño bajo el embate incontenible de la balacera. Y ya hoy es ayer. Y mañana será otro día.

4 comentarios:

  1. No se qué hará falta para que la gente deje de buscar soluciones basadas en la ayuda del exterior, siempre interesada y pueda vivir sin estar encerrada en sus casas enrejadas o refugiándose en los "moles" donde hasta llevan a sus niños a celebrar jálogüin. Nadie nos limpiará la isla de maleantes, eso es algo cuasi milagroso, tan probable como ganarse la lotería, que de todas formas siempre toca a unos pocos, por ser así su naturaleza.

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  2. "La locura y la apatía parecen haber ganado la partida. El País se va a pique y, con él, la energía vital. El manual “Cien razones para largarse p’al carajo” está ahí, al alcance del deseo. Entonces es cuando a uno se le forma la cortina en los ojos y el taco en la garganta." Así es.

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  3. En lo que a mi respecta nunca he sido apatico. Pero observo que muchos ofrecen opiniones que por lo general nada, o poco dicho o escrito.

    Ya que son fundamentalmente trilladas i conocidas.

    Al crimen esencial, narcotrafico, se podria controlar,con la mera legalizacion. Saldriamos de un pocoton de deudas, de las llamadas publicas...Aunque los casi 70 mil millones, habra que orar con cojones para que se de un milagro.

    Asi no terminariamos en la Helenica i Post Imperio Romano, crisis de Grecia, Italia i la Peninsula Iberica que tambien fue provincia del ultimo.

    Asi que la misa ha terminado. Demos gracias a Dios...Es justo i necesario.

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  4. el PUEBLO ESPERA PACIENTE...ALGO NUEVO...

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