Hace una semana salió publicada en The New York Times la noticia de que en Japón, lugar donde se publicó la primera novela en la historia hace más de mil años, se está poniendo de moda entre la juventud escribir novelas en sus celulares y luego publicarlas en libros. La autora más famosa, de nombre Rin, con 21 años se ha ganado ya más dinero que novelistas de renombre con su primera “novela” titulada If You. La misma fue escrita en un periodo de seis meses durante su cuarto año de escuela superior. La “texteaba” en su celular mientras viajaba en el tren entre la escuela y su trabajo a tiempo parcial y la posteaba en un sitio en el Web.
A mí que me da trabajo textear un cortísimo mensaje para mi hija menor, que los favorece, no puedo imaginar nada mayor de un parrafito. Por supuesto que el lenguaje escrito se reduce a frases cortas. Pero ¿y la trama? ¿Los personajes? De hecho, los críticos en Japón están poniendo el grito en el cielo porque dicen que la preponderancia de estas novelas-en-celulares con su pobre calidad literaria lo que conseguirán es acelerar la decadencia de la literatura japonesa. Sin embargo, los fanáticos las favorecen porque las ven como un nuevo género literario creado y consumido por una generación cuyos hábitos de lectura habían consistido mayormente de comic books, de acuerdo a la noticia en el rotativo nuyorquino.
El proceso comenzó hace ocho años cuando un sitio en el web se dio cuenta de que muchos usuarios estaban escribiendo novelas en sus blogs. Pero lo que fomentó la proliferación de las novelas fue una decisión de compañías de teléfonos celulares de ofrecer mensajes de texto ilimitados como parte de la tarifa mensual. Los jovencitos japoneses empezaron a leer novelas en sus celulares y a textear con rapidez impresionante en un vocabulario entendible solamente por los de su generación. Un experto en dichas novelas dice que el celular fue lo que le dio a estos jovencitos el deseo de escribir.
Ahora la discusión se centra en si el medio en que se escribe es lo que define el nuevo género. Los más ortodoxos piensan que no se deben escribir fuera del celular. Pero lo curioso es que una de las autoras de las novelas en celulares ha tenido que recurrir a una computadora porque se lastimó un dedo texteando en el celular. El resultado es que en sus nuevas novelas el vocabulario se ha enriquecido y las oraciones se han alargado. Así que en definitiva el medio define el género.
¿Qué pensaría Cervantes? ¿Dostoyevsky? Sin ir más lejos, ¿qué pensará el Gabo? ¿qué dirá Luis Rafael Sánchez?
¡Y yo que me preocupaba por el lenguaje en este medio! Ojalá y a los nuestros no les dé por imitar a los japonesitos. Por lo pronto nuestra literatura está vivita y coleando. Toco madera..
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