Entretanto el Gobernador no dice ni pío sobre el asunto, como no dice nada sobre nada (todavía esperamos explicaciones sobre el carro blindado y los guardias de escolta en Rusia). Pero mientras no explica lo inexplicable toma decisiones para beneficiar a sus empresarios, como hizo su padre. Una decisión nefasta fue eliminar la protección de áreas restringidas por su valor ecológico para darla a la venta para más construcciones. El mismo patrón de Rosselló padre: poner todo el peso en la construcción cuando ahora mismo hay un problema de cientos de miles de edificios cerrados y viviendas clausuradas, abandonadas, en alquiler o venta por todos lados. El plan debería ser restaurar lo construido en los cascos urbanos y no seguir construyendo pero eso sería mucho pedir. Para eso Rossellito ha querido subir el salario mínimo en exclusiva a los trabajadores de la construcción. Nos cubrirán de cemento lo verde que queda después de María y ellos se llenarán los bolsillos. Entretanto los ambientalistas serán identificados como criminales y perseguidos como le acaba de ocurrir a uno de los Massó en Adjuntas. Quién sabe si ya van preparando el camino para intentar otro Gasoducto de la Muerte que Fortuño llamó Vía Verde con el usual cinismo de los conservadores. Este gobierno es el Fortuñato parte dos.Pero como si los vagones comprados no fuesen suficiente ahora aparecen los vagones perdidos con mercancía que se dejó perder en lugar de llevarla a los necesitados luego del huracán. No tiene perdón El Gobernador no sabe ni le importa. O busca a quién echarle la culpa. Vive pendiente de sus viajes a Washington o a donde pueda escapar. Mientras tanto hay oportunidades de fotos con visitantes o cualquier bautizo de muñecas que se le ocurra a sus ayudantes o a la Primera Dama. Y sigue miente que miente sobre todo. De raza le viene al galgo.
