Nunca he entendido ese afán por querer convertir a Puerto Rico en estado de la nación estadounidense. Todos esos fanáticos que el domingo pedían la estadidad a gritos para "honrar a José Celso Barbosa" tienen la oportunidad de ir a vivirla a cualquiera de los 50 estados. Pero siguen con su vano empeño y de paso nos mantienen en la eterna y costosa búsqueda de un imposible. Por eso mi esposo creía en ayudar a que la pidan para que reciban la rotunda negativa que sabemos es lo que viene y entonces dedicarnos todos a buscar una solución honrosa para acabar con la colonia. En realidad quienes deberían acabar de hablar claro son ellos, los que mandan, pero no les conviene porque lo más fácil es dejarnos divididos y peleando mientras la isla se nos va por el sifón. La ironía es que los Estados Unidos también se están yendo por un sifón por la manía de seguir mandando al mundo entero y no aprender las lecciones de Korea, Vietnam, Irak y Afghanistan.
Acaba de publicarse un libro, America's Deadliest Export, Democracy por parte del historiador que ha hecho la crónica del imperio estadounidense
con otros dos libros candentes: Rogue State y Killing Hope. Sorprenderá el uso de la palabra
"imperio" pero es lo que William Blum insiste que siguen siendo los EEUU y
sostiene que tienen que acabar de dejar de serlo. El peligro es que los líderes que regentean
el poder siguen empeñados en envolverse
en cuanta disputa surge y muchas veces las empeoran. El propio secretario de estado actual, Kerry
dijo recientemente que : “In my travels as secretary of state, I have seen as
never before the thirst for American leadership in the world.” Y la probable candidata demócrata para la
presidencia, Hillary Clinton, ha dicho que "Los Estados Unidos pueden,
deben y serán los líderes en este nuevo siglo".
Blum hace un repaso de lo
que llama los "lugares calientes" de los Estados Unidos, envueltos
en disputas militares alrededor del globo en conflictos que podrían cada
uno llevar a una guerra mayor. Esa
expansión del Imperio es costosa en términos financieros y humanos así como
para el respeto hacia los Estados Unidos y su pueblo. Pero el autor se pregunta si esa misma
expansión con su costo enorme en una crisis económica como la que existe
actualmente no será el momento para que el pueblo se una para pedir el fin de
ese Imperio.
El problema es que los medios principales mienten descaradamente y
mantienen al pueblo ignorante de la verdad sobre lo que ocurre por ejemplo en
el conflicto Israel/Palestina. Entonces,
¿cómo va a enterarse el pueblo de lo que
ocurre si el gobierno les miente y las principales cadenas de noticias y
periódicos igualmente?
Lo de Iraq- donde ha surgido una situación grave- dice Blum que fue una creación monstruosa de los Estados
Unidos por el empeño de los "jihadistas" -George W. Bush, Dick
Cheney, Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld, Richard Perle, Thomas Friedman y Tommy
Franks- quienes le aseguraron al pueblo que una intervención de fuerza en Iraq
transformaría el Mediano Oriente en un enclave de progreso americano. Dice, con razón, que son tan
dementes como los jihadistas avanzando hacia Baghdad. Termina diciendo: This is what we have spawned. And this is what we
deserve. (Esto es lo que hemos creado y esto es lo que merecemos).
El pueblo estadounidense no merece ese engaño.
El pueblo estadounidense no merece ese engaño.